“...la verdad,
aquella vez
en los baños Jordán,
pues...yo andaba caliente
y tu tienes muy bonitas nalgas;
además,
mientras te inclinabas sobre la banca de masaje
a lavarte los ‘pies,
se te abrió el culo rosadito
en el que tienes tan poquitos pelos
y,
pues uno es hombre,
por eso te seguí al cuarto de vapor
donde te gocé de prisa
y mirando de reojo la puerta cerrada.,.
Dos veces te la saqué con sobresalto
y disimulamos...”
Luis González de Alba, De hombre a hombre
Luis González de Alba, De hombre a hombre
Una de las prácticas sexuales que se han dado dentro de la sociedad en los últimos años es el famoso cruising, en el que dos o más personas (no necesariamente conocidos) participan teniendo sexo en lugares públicos como baños, medios de transporte, lugares clandestinos o, simplemente, al aire libre. México no se ha quedado exento de este tipo de actividades, aunque quienes más lo practiquen sean los hombres (sean hetero u homosexuales), por lo que trataré de explicar en breve cuáles han sido los lugares más concurridos por la comunidad gay en la ciudad.
Los espacios utilizados para el cruising han generado mucho morbo en la gente, además de crear una identidad de quiénes pueden asistir a ese tipo de actividades. Esto último se destaca en los varones-gay que acuden a estas prácticas, pues ya que realizar sexo con otro hombre dentro de la sociedad mexicana aún está mal visto por la moral y la gente. Por ello, el cruising en lugares clandestinos ha hecho que estos “seres varoniles” mantengan su anonimato mientras gozan de una experiencia placentera en zonas que están cerca de su trabajo o que quedan rumbo a él.
Entre los practicantes de esta actividad encontramos diversas clases sociales, profesionales, raciales… de todo. Por ello no sorprende que el cruising sea practicado en una sola zona de la ciudad sino en muchas. Empecemos.
Uno de los lugares más famosos de práctica es el “Camino Verde” ubicado a un costado de la estación del metrobús “CU”. A él acuden desde estudiantes del campus universitario hasta diversa gente que busca un momento de placer y diversión. A últimas fechas, las autoridades de la UNAM se han percatado de la presencia de jóvenes en estas actividades y otras más en la zona por lo que han preferido eliminar parte de la vegetación del “camino” para evitar las reuniones de jóvenes cruising.
Otro de los lugares que se ha hecho famoso por esta práctica es el último vagón de los trenes del metro, o como ya se le conoce, “la cajita feliz”. Éste también se ha visto restringido por las autoridades debido a la mucha afluencia de hombres en “la cajita” y la extensa exhibición que han tenido al momento de realizar sus actos. Tanto llegó la afectación a los usuarios que el metro cierra los últimos dos vagones de cada tren después de las diez de la noche pero, como dicen algunos usuarios, “siempre habrá un último vagón”.
Los baños públicos siempre han sido espacio de morbo y oportunidad para conseguir una pareja sexual, por lo que no sorprende las actividades de este tipo en lugares como los vapores, las regaderas o incluso en los cubículos privados de los sanitarios de parques, hospitales, centros comerciales y escuelas. Sin embargo, lo que sorprende de estas nuevas actividades es la repentina actitud o el “cortejo” que realizan los participantes ya que con sólo una mirada basta para poder bajarse los pantalones. Páginas como ManHunt o Cruising.mx han logrado que puedan concretarse citas en diversos lugares para poder tener diversión y placer mientras experimentan la adrenalina de ser descubiertos.
Por último, las zonas donde también se han detectado prácticas cruising son los parques de la ciudad. En especial las horas nocturnas pues es cuando menos afluencia de personas hay por los senderos verdes y las jardineras. Esto resulta más peligroso pues se considera como delito el realizar este tipo de prácticas en lugares “públicos y de buena moral”.
En fin, sea como sea o donde sea, ha resultado una práctica muy novedosa-experimental-famosa por los riesgos y experiencias que da entre la gente. Quien quiera practicarlo sólo debe pensar en los riesgos que hay y en no afectar a terceros pues nunca se sabe cómo es que reaccionará una persona ajena a estas actividades. En cuanto a la comunidad gay me enfoco a ver que son muchos los hombres que guardan su sexualidad muy reprimida y que estas zonas clandestinas sirven como un medio de desahogo –o liberación- de ser sexualmente verdaderos, aunque sea por un momento con una persona desconocida. Mucho cuidado.
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