domingo, 9 de junio de 2013

¿QUE ES UN MAYATE?

En el ambiente gay, mayate es normalmente el que  que sólo se acuesta con hombre lleva una vida heterosexual pero le gusta penetrar con los varones. En la jerga gay, Mayate es una forma peyorativa de llamar a un hombre homosexual. (http://es.wikipedia.org/wiki/Mayate)

Dentro de este grupo existe una variante a la que se denomina chacal, que hace referencia a los mayates de aspecto hipermasculino.

El chacal debe mostrar dosis de agresividad, vulgaridad y rudeza que el imaginario social adjudica al tipo supermacho, aunque también es común que aluda a los mayates de extracción socioeconómica más baja, casi todos pertenecientes a las colonias populares.

En este entendido, como los mayates representan la figura masculina por excelencia del comercio sexual, suelen autodefinirse como heterosexuales o, quizá, como bisexuales, pero nunca como homosexuales.

Una característica de muchos mayates es mantener relaciones de pareja con mujeres, ya sea porque responde a su preferencia sexual o por ser una manera de refrendar su virilidad mediante "verdaderas" relaciones amorosas heterosexuales.

“En el plan del ambiente soy activo, no soy amanerado, ni quiero, he tenido novias, ahora ya no, pero si se presenta una chava, pues sobres, pero no quiero dejarme llevar por la putería, güey, o sea, si hay oportunidad con chavas pues no las dejo ir, pues si tienes sexo con uno tras otro si es putería, yo tengo amigos que les vale y hasta los carros se suben, mira yo salgo con amigas, pero como no soy feo no falta la chava que quiera contigo y pues si pasa algo, adelante. Tengo la suerte de no ser amanerado... [De las mujeres] me atrae que son frágiles, delicadas, sensibles, moldeables, cosa que en los hombres no lo encuentras tan fácil, a veces me gustan los putitos bonitos o a veces los chavos masculinos. Si el ser humano tiene muchas formas de gusto, te puede gustar el rojo pero también el azul... En el ambiente te puede gustar un güero y al rato vez un güey moreno y también te gusta...”

(Aldo, 26 años, empleado federal)
 

Una constante propia, es la insistencia en que ocupan siempre la posición activa durante el ejercicio de su trabajo, porque el éxito de los "mayates" depende de su imagen de machos. Difícilmente aceptan ocupar la posición pasiva, pues esto equivaldría a feminizarse como lo hacen sus clientes, manifestando su desprecio hacia los homosexuales, sobre todo a los más afeminados. Sin embargo, algunos relatos también cuestionan esta inflexibilidad en los papeles sexuales, pues llega a aparecer la aceptación de proporcionar al cliente la llamada "ida y vuelta", término con el que se conoce la penetración mutua, acto practicado que muchos niegan.

La pretensión de hipermasculinidad y la negativa a aceptar un papel pasivo puede ser también un mecanismo para incrementar el precio del servicio. De esta manera, el cuerpo se convierte en espacio simbólico de lo que se es, pero también de aquello de lo que pretende diferenciarse.

“A veces me siento mal, como culpable por coger con hombres, pero luego se me pasa porque a fin de cuentas ellos no me hacen nada, yo soy quien se los pica, nunca les doy besos, ni me he enamorado de ninguno, incluso tengo un hijo de 6 años que tuve hace tiempo con una chava. A los hombres sólo los uso para cogérmelos porque tienen el ano bien apretado y las mujeres no se dejan penetrar por ahí. Ahorita ando con dos gays, ambos son guapos, y les encanta tener sexo conmigo, pero jamás he tenido nada serio con ninguno, porque no me interesa llevar ese estilo de vida.
Desde los 14 años, me ha gustado cogérmelos y me gusta porque disfruto mucho de sus cuerpos, penetrarlos es algo que disfruto mucho, pero eso no me hace maricón como muchos (...).Pues hace poco me puse violento con Miguel, uno de mis amantes porque me salió con que ya se había enamorado de mí y pues me dio el ataque, nunca hablamos de amor, ni tener una relación estable, entonces pues lo tuve que poner en su lugar, o sea darle unos trancazos para que sepa que conmigo no van esas joterías de tener marido. Otras veces he tenido problemas con las vestidas porque se han atrevido a decirme jota o porque me coquetean descaradamente en la calle, cuando no soy como ellas. Yo soy un hombre que se coge hombres, pero no soy jota, ni vestida, ni nada de esas mariconadas.
No me siento poco masculino, me siento muy hombre, tanto, como para cogerme a otros machos y no volverme joto. Cuando por casualidad me siento medio puto, voy y me cojo alguna vieja o varias, después de eso me siento mejor, nunca dejo de tener sexo con chavas pues con ellas reafirmo mi masculinidad.
No, no tengo amigos homosexuales, sólo amantes, nunca voy a esas jaladas de la Marcha del Orgullo, ni cosas de esas porque son jotadas y yo no soy joto (...). Que no soy homosexual, y así me siento bien conmigo mismo, aunque claro si no tuviera sexo con hombres a lo mejor llevaría una vida más sencilla y no tendría que esconderme de mi familia, que si se entera de lo que hago con otros tipos me matarían, pues mi papá es militar, si no fuera así sería más libre”.

(Carlos, 27 años, empleado)



Principalmente se dedican a la prostitución por razones económicas Sin embargo, algunos se inician en ella solo por "conocer el ambiente" o por "diversión". Otros lo toman como una forma de "ganar dinero fácil", que les permite mantener su consumo de alcohol y de drogas.

Sin embargo, la ilusión de un buen número de mayates es atraer y enamorar a un cliente lo suficientemente adinerado que se encuentre dispuesto a satisfacer todos sus requerimientos económicos.

El término tal cual, es similar al vocablo anglosajón “down low” utilizado para referirse comúnmente a hombres de raza negra que tienen sexo con otros hombres ocultamente, a menudo mientras mantienen relaciones con mujeres, pero no se identifican bisexuales u homosexuales. La abreviación “DL” también es utilizada.

Una variante del mayate es el llamado chichifo, el cual podemos identificar más claramente con la figura del gigoló. Se caracteriza por establecer relaciones más o menos duraderas con algunos de sus clientes, que le proporciona regalos, dinero en efectivo y, a veces, vivienda, a cambio de cierta exclusividad sexual. Un chichifo es un muchacho joven y atractivo que nos cobrará por el acostón (por el encuentro sexual).

Muchas veces éste homosexual prostituto (chichifo), se encuentra encubierto en un bar, una cantina; esperando un posible cliente:“Hace un años que no tengo pareja estable, fui de vacaciones con unos cuates a Guadalajara y nos metimos a un antro gay. Mientras cotorreábamos vi que en la mesa de junto había un tipo grandote, vestido de mezclilla ajustada, camisa entre abierta que dejaba ver su pelo en pecho. Se dio cuenta que lo estaba viendo y después de pedir otra cerveza, me hizo la señal de “salud” desde su mesa, obviamente yo le correspondí. Después de un rato fui a platicar con él y me dijo que por qué no buscábamos un lugar privado, accedí y salí con él de ese lugar, paramos en un lote baldío. Al bajarme del auto, lo primero que me dijo es “¿cuánto me vas a dar?”. Yo me sorprendí porque no me había dicho nada antes. Total, yo no traía dinero, me dijo que le gustaba mi chamarra... y como podrás suponer, esa chamarra ya no es mía. Hasta eso, fue un buen negocio, no me puedo quejar”



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